23.11.12

De lo que propuso la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo, y que se resistió a morir en un contenedor de papel


Carta marina de Olaus Magnus
    Bajo el tizón de la noche y el oleaje de las sábanas, me jugaba la vida. Mi cama mudaba su aspecto apacible y se convertía en un pequeño barco que, poco antes de vencerme el sueño, partía al traspapelado Mar de los Sargazos. Allí, sediento de aventuras, lanzaba mi arpón contra el lomo de las ballenas, disparaba mil balas al viento y, poco después, con solo bajar mi mano, me salpicaba el alma con la espuma del mar. Luego, a salvo tras el beso redentor de mi madre, amanecía en una playa de arena blanca.
   Años más tarde, luché contra fieros piratas para impedir que me arrebataran la princesa que a mi lado dormía y con quien contaba estrellas las noches sin luna. En mi barco siempre era verano: noches en calma, de luz de luna sobre sus ojos.
    Ahora, después de haber surcado cien mares y de cicatrizar mil heridas, apenas siento el rumor de las olas, el resplandor de las estrellas… tan solo la soledad insomne de un naufragio.

2 comentarios:

  1. Plas, plas, plas y petición de bises por el texto. En cuanto al autor, espero que este sea de los casos en que nada tenga que ver lo sentido con lo escrito. Por cierto, esto me recuerda una cita de "Bartleby el escribiente": decía sentirse como a bit of wreck in the mid Atlantic. Era la única referencia al mar en esa novela, lo cual es muy significativo tratándose de Melville.

    Abrazos.

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  2. Gracias, Fernando. Me has dejado un poco pillado con la erudición de tu comentario.
    No sé qué decir, la verdad, y lo que se me ocurre es una tontería sobre la realidad y la ficción y patatín y patatán. Pues, nada, que no voy a decir nada. Gracias. Que he tenido un lunes muy perruno.

    Un abrazo

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