29.9.09

Lazos circenses

Si partimos de dos premisas como estas:
–que la realidad es testaruda y perseverante,
–que existen hilos invisibles que conectan mundos aparentemente distantes,
caeremos en la cuenta de que el maravilloso espectáculo del circo y el sistema educativo están íntimamente unidos.
Desde hace muchos años, a escasos metros de los institutos donde he trabajado, se han instalado circos. Este año, sin ir más lejos, nos ha tocado en turno el Circo Sensaciones. ¿Qué motivos hay? Parece como si alguien socarronamente nos advirtiera en secreto de que payasos, trapecistas y profesores van de la mano, o que los leones y los alumnos han de estar enjaulados, o que la mujer barbuda y los “coeducantes” son seres extraños.
El espectáculo año tras año está servido: el tutor-hombre bala se aventura a precipitarse sin red en el vacío inerme de las aulas mientras que el público-padres-madres-Ampa jalea tan singular número conscientes de que el espectáculo debe continuar.
Si alguien desea más pruebas, os diré que el año pasado, al pasar junto a la Consejería de Educación, la gran roulotte de los magos-políticos, pude comprobar que a 300 metros se encontraba el Circo del Sol.
Vean y crean.

28.9.09

Mitos

De pequeño vivía en una calle sin asfaltar. En aquel pueblo, a caballo entre la sierra y el Valle del Guadalquivir, aunque era pequeño, cabía toda la Arcadia.
Los mayores, para explicar determinados acontecimientos cotidianos, recurrían con frecuencia a una explicación mítica, a la fascinación de la leyenda. Recuerdo en especial una vez que, durante la noche, unos ganaderos trashumantes condujeron una manada de toros bravos y debían pasar por medio del pueblo.
A nosotros nos fabularon que eran unos forajidos que robaban ganado y que a continuación huían despavoridos.
La tarde antes nos preparaban avisándonos de que estos seres furtivos habían sido vistos por los alrededores.
A la mañana siguiente, al salir a la calle, veíamos las huellas de cientos de animales, notábamos su intenso olor y nos imaginábamos excitados cómo hubo de ser aquella noche, cómo debían de ser aquellos héroes que desafían a la muerte y a su propia vida.

24.9.09

Flash

Un dolor de hierro, un resquemor de cobre, la ansiedad del cobarde, el vuelo de una bala… y luego el paroxismo de la nieve, el silencio sin alma del quejigo, la verdina de la piedra. Silencio tras silencio y viento.
Miradas que miran, quebradas que se duelen. Un redoble de resuellos, la bofetada del frío: horror a manos llenas y la ventana que cierra este cementerio de habitaciones, de canas con rosario, de agujas sin costura. Solo una bala, la nieve, el frío, la cobardía, un vaso de incredulidad, palabras arrojadas por un barranco, astilladas, partidas, aplastadas como en un yunque. No las quiero porque no sirven, no.

P.D.: Un día así lo tiene cualquiera.

22.9.09

Bucle

Con frío de alambre,
el cristal de los aviones
dispara sueños antiguos,
golpes de miedo.
Acercando la cara,
percibimos el límite
invisible de los mundos:
los días pasados, el espejo del presente,
el nido casi negro de la noche.
Mientras que sus alas devoran el espacio,
los cristales sobrevuelan
los límites del tiempo.
Viajo solo.


A pesar de que el blog está moribundo, os dejo alguna señal de vida. Perdonadme por no responder los comentarios de las últimas entradas ni leer vuestras publicaciones, pero la vuelta a la “normalización” no está siendo nada normal. Un abrazo a todos.

17.9.09

Una piedrecita más...

Sé que no soy objetivo ni imparcial. También sé que la medida se hace para adecuar el horario laboral de los padres con el escolar además de obligar al profesorado a permanecer más tiempo en su lugar de trabajo. En cualquier caso, ¿tiene sentido que un niño de 11 ó 12 años (insisto niño) tenga un horario escolar de 8.15h a 14.45h?
Si hacemos cuentas, son 6 horas y media de estancia diaria en el centro. Si a ello se le suma una media de 2 horas y media estudiando y haciendo deberes, resulta que coincide con el horario laboral de los padres. ¡Un acierto, sí señor!
¿Quién es capaz de mantener un adecuado grado de atención 8 horas al día durante 9 meses? En mi caso, ni estudiando oposiciones, llegué a ese extremo.
¿Qué piensan, pues, en la Consejería de Educación tantos expertos educativos-pedagógicos-políticos-cutres? ¿Para qué vale la autonomía del centro, de qué sirve tanto curso, tanto CEP si a la postre un trepa político (que no tiene ni idea de educación ni le interesa) hace lo que se le venga en gana?

14.9.09

Letra pequeña

La agudeza de relojero se ha ido. Veo menos, es cierto. La letra pequeña voló por los aires, huyó de mí, cansada de tanto verme, tal vez porque tiene el sabor de la traición, de lo que se desea esconder. Por ello, mi presbicia y yo renunciamos a ella y nos declaramos defensores de la letra grande, de los pechos generosos, de los pezones sin límite, como la B mayúscula.

P.D.: Mañana pediré cita al oftalmólogo.

11.9.09

Haiku on the road

Aun sabiendo que el haiku es un subgénero menor, no me resisto a mostraros uno que se gestó ayer mientras conducía. No sé si la DGT me quitará algún punto por eso de ir distraído mientras se conduce. Supongo que las penalizaciones vendrán a partir de estrofas de cinco versos (por lo del premio). Si a alguien no le gusta, aplíquese el Principio de la encimera, del que Javier dio cumplida cuenta en su penúltima entrada. Por cierto, ya que hablamos de encimeras, le hago publicidad a mi “cuñao”.

Sobre la línea
continua de la vida,
un perro muerto.

9.9.09

Encrucijada de inadaptados

Tras casi dos meses de ocio, es hora del negocio. Huido en la aldea, abandonado en el mar, regreso a la corte con menosprecio e indolencia. Sinceramente, el estado natural del hombre no ha de ser otro que el del ocio: un primate que observa cuán fútiles son las horas del presente, cómo crecen los hijos o cómo de rumorosos son sus propios cuescos. Debemos entender el ocio en su sentido primitivo, es decir, el tiempo para pensar, vivir y adaptarse a los ciclos de la vida.
Ahora, en cambio, vuelvo a la rutina, a lo predecible, a la alienación del trabajo.

Pensaba que iba a retomar la actividad de publicar con más entusiasmo, pero todo lo contrario, ni ganas. Espero que se me pase pronto esto que llaman ahora “inadaptación postvacacional transitoria”, como si acomodarse a la vida fuera sencillo. Lo peor de la adaptación está en lo que la propia palabra esconde, esto es, cambiar para que todo siga igual.

P.D.: Un saludo muy fuerte para todos. Espero ponerme al día en vuestros blogs antes de febrero.
P.D.: Gracias, Javier, por los libros que me has hecho llegar.