23.3.09

¿Igualdad ciudadana?

Me alegrqa enormemente que a los ciudadanos se les dedique todo el dinero que sea posible. Me encanta contemplar que los políticos tengan la sensibilidad suficiente para que las personas se sientan arropadas, incluso a sabiendas de que buscan alguna rentabilidad política. Me complace reconocer que la policía está haciendo todo lo que puede y aún más. Me enorgullece advertir que la justicia está siendo diligente e incluso rápida, pese a las limitaciones tecnológicas que la lastran. Obviamente me estoy refiriendo al dolorosísimo caso de Marta del Castillo.
Pero, independientemente de lo expuesto, me planteo las siguientes preguntas: ¿Se le dedica el mismo dinero público, el mismo tiempo y esfuerzo (policial y judicial) a otros casos? ¿Depende todo ello del impacto mediático? ¿Nos hallamos ante un sistema imparcial y equitativo en cuanto a medios se refiere? ¿Se ha hecho lo mismo con otras desapariciones menos conocidas? ¿A quién compete responder?

20.3.09

Textos perdidos: José Iglesias de la Casa

En esta actividad que tanto me gusta de leer libros olvidados por el tiempo (estántering), me he topado con una joya literaria denominada El epigrama español, de Federico Carlos Sainz de Robles (Ed. Aguilar, 1946). Se trata de una recopilación de textos epigramáticos que van desde el siglo I al XX.
El libro consta de un estudio preliminar en torno al epigrama, un breve retrato sobre el autor (una auténtica gozada), un pequeño aparato bibliográfico y una selección de poemas por cada autor.
Además de la selección de poemas, me han encantado las sabrosísimas biografías que Sainz de Robles realiza de los escritores elegidos. Sin duda, en su frescura, me recuerdan a los apócrifos que hace Juan Antonio en su Ah de la vida. Aquí os dejo, a modo de ejemplo, la semblanza de José Iglesias de la Casa.

José Iglesias de la Casa (1748-1791)
Nació en salamanca –el jueves 31 de octubre– de padres de noble linaje, estudió Humanidades y Teología en su famosa Universidad y recibió de sus compañeros de aficiones literarias el poético nombre de Arcadio. Sin embargo, nada tenía su aspecto de pastor protagonista de finas églogas de Garcilaso. Era endeble, enteco, paliducho y muy encogido. Desde luego, incapaz de perseguir pastoras ocultas por bosques nemorosos y de endilgar a un corro de cabreros boquiabiertos cualquier discurso de alabanza de las armas y de las letras. La peluca encañonada le producía jaquecas. El rapé aspirado, nauseas. En 1784, ya en Madrid, se ordenó sacerdote. Como premio a su conducta limpia a su vena poética delicada, Felipe Bertrán, obispo salmantino, le otorgó los curatos de Ladrodigo, Carabias, Carbajosa y Santa María.
Como párroco, pecó de poco activo. Le asustaba subirse a un púlpito sin saber de qué hablar tranquilamente a cuatro beatucas y a otros cuatro ancianos, quienes, por otra parte, no quedaban convencidos de que pudieran enseñarse las verdades eternas sin darse desaforados gritos y removerse con descompuestos ademanes. Le recomía la responsabilidad de la dirección de almas, aun siendo tan sencillas como las que entonces se estilaban por esos pueblos de Dios y de España. Prefería él sentarse a su pupitre, con el pocillo de tinta a la diestra, enristrar la pluma de ave y sobre el papel color hueso ir escribiendo con fácil dificultad las estrofas de algún poema didáctico. […]
Iglesias de la Casa a los cuarenta años aparentaba sesenta. Y no era sino cuatro picos de bonete, una nariz, una sotana colgada y dos zapatos con hebrillas de abate Prevost. Sin embargo, de padecer penosísimas enfermedades –que, como las cerezas dentro de la cesta, y a decir del otro cura del cantar– iban tirando unas de otras, enredadas, jamás perdió su serenidad exquisita. Y, paradójicamente, cuanto el cuerpo lo tuvo marrido de mayores dolores, el ánimo se le fue cuajando de eutrapelias poéticas. Falleció el día 26 de agosto de 1791.

De sus epigramas (una composición poética breve en que con precisión y agudeza se expresa un solo pensamiento principal, por lo común festivo o satírico, RAE), os selecciono los siguientes. No tienen desperdicio.

Preguntó a su esposo Inés:
«¿Qué cosa es la que tropieza
un marido con los pies,
llevándola en la cabeza?»
Puesto el pobre a discurrir,
respondió que no acertaba;
y ella echándose a reír,
con dos dedos le apuntaba.


Preguntó a su esposo Irene:
“Blas mío, cuando te ausentas,
sin que tú me dejos rentas,
¿qué dirás que me mantiene?”
“No lo sé", respondió Blas;
y ella le dijo: “Inocente,
mira un espejo de frente;
quizá en él lo advertirás”.


Luisa adrede me mojó
y yo comencé a enojarme;
mas ella por aplacarme,
cual quise me acarició.
No le debió de pesar
del despique, a lo que entiendo,
pues siempre me anda diciendo:
“Pepe, ¿te vuelvo a mojar?”


Paula, con gana de holgar,
le dijo a Blas una tarde:
“¿Quieres conmigo luchar?
Que yo he llegado a pensar
que eres un poco cobarde.”
Blas luchó a más no poder;
y aunque ella es moza fornida,
fingió dejarse vencer;
que es máxima en la mujer
quejarse de ser vencida.


Por enero Inés se halló
de su faldón en lo interno
una pulga, y exclamó:
“¡Que aun hay pulgas en invierno!”
Blas, asiéndola la mano:
“No extrañes, niña, el encuentro
–le dijo–, «porque ahí dentro,
yo apostaré a que es verano”.

13.3.09

Malas conexiones

Hay días que el decodificador de ONO que nos suministra la señal de televisión se entristece tanto que deja de enviar la señal de audio o de vídeo, según tenga el día.
Entonces, alguno de nosotros ha de levantarse y darle un cariñoso empujón para que se sienta querido y no se olvide de que su vida está unida tanto a nosotros como a un nuevo euroconector instalado hace un mes (otro triángulo amoroso). El anterior euroconector no pudo soportar eternamente la intensidad de su relación digital.
Una vez más, la vida, el amor y los empujones.

P.D.: Lo peor de todo es que ahora tengo que corregir exámenes y me encuentro desconectado.

9.3.09

María del Monte vs Pilar Rubio



¿Se está renovando Canal Sur?
¿Se trata de la tan cacareada tercera modernización de Andalucía?
¿Es el choque cultural entre la España profunda y la España más superficial?
¿Será por la crisis?
¿Por qué han traído a Pilar Rubio?
¿Es que tantos años en la casa no son nada?
¿No hay andaluzas de valía que sepan llevar un programa de entretenimiento?
Algo se está moviendo en Canal Sur. Me da miedo...

2.3.09

Estántering

Estamos en una sociedad en la que todo caduca a los pocos días de nacer. Hay que buscar productos que resulten nuevos a los hipotéticos compradores, porque lo que interesa es vender, incluso a expensas de la calidad. Una película, por ejemplo, se mantiene en cartelera no más de dos meses, aunque tenga éxito.
En mi caso ello no ocurre y menos en cuanto a la literatura se refiere. Para mí, encontrar libros supuestamente “desfasados” y leerlos es un auténtico placer (estántering). Como muestra, un botón.
Este fin de semana, recuperado el pulso de la normalidad, he estado leyendo un librito que apenas se dejaba ver en la estantería. Se trata de La realidad invisible, una obra de JRJ que fue publicada curiosamente en 1983, aunque vio la luz con anterioridad en algunas revistas. Esta obra, que se encuadra en su segunda etapa (esencial), contiene todos los rasgos poéticos de la poesía de Juan Ramón: panteísmo, recurrencia a la vida y a la muerte, búsqueda de la esencia de las cosas, aparente sencillez formal, etc.
Sin ser uno de sus mejores libros, su poesía es sugerente y hermosa (he de decir que, con el maestro de Moguer, no soy objetivo).
Os dejo aquí una pequeña selección de los poemas que más me gustaron en esta actividad llamada estántering.


¡Esta ansia de apurar
todo lo que se va;
de hacerlo permanente,
para irme de su siempre!
––––––––––––––
La tierra se quedó en sombra;
granas, las nubes ardían;
y yo pensaba en la muerte,
que ha de partirnos un día.
––––––––––––––
¡Estos instantes
en que no estamos donde estamos
sino donde estuvimos,
en que quisiéramos, mejor
que vivir nuestras horas,
revivir las pasadas!
¡Cómo primeras muertes,
con la nostaljia
de la resurrección!
––––––––––––––
¿Te cojí? Yo no sé
si te cojí, pluma suavísima,
o si cojí tu sombra.

JRJ: La realidad invisible. Cátedra.