28.5.10

Cruce de caminos

Un niño viaja a la ciudad. Tiene diez años y se siente expectante ante su nuevo destino. La luz extraña de un día nublado le sugiere que ha salido de un sueño de calles blancas y ha iniciado otro. Mientras mira, su pueblo se diluye en los ojos y se transfigura en sensaciones placenteras, en apariencias sugerentes y excitantes.
El futuro que le ha de venir —piensa— tendrá forma de cristalera, de superficies rectilíneas, de personas que circulan con velocidad de autómata. ¡Es tanto lo que se puede hacer!
Como un búmeran, el túnel del tiempo lo devuelve al mismo sitio. Ahora, el futuro ha pasado o, al menos, eso le confiesa la luz de la tarde.
El mismo lugar y los mismos ojos, frente a frente: el niño contra el hombre y la ilusión mordida del presente.

23.5.10

Explicaciones


Mirador de la Padrona y Puerto Quejigo.


Después de publicar la anterior entrada, Sofía me tiraba de las orejas y me reprochaba que la imagen del lobo que utilizaba no fuera la adecuada. Por mi parte, reconocía que tenía razón, que el lobo es un animal noble que tanto la tradición popular como la literaria lo habían demonizado. A fin de cuentas son estereotipos que se crean y que difícilmente pueden eliminarse.

Ayer por la tarde (¡Bendita coincidencia!), en la carretera que va de Cazalla de la Sierra a Real de la Jara (51 kilómetros de curvas y contracurvas rodeados de un impresionante bosque mediterráneo), se me apareció el lobo.

Allí, lejos del mundo, asomado a un valle verde y áspero, me pedía explicaciones. Yo simplemente las transmito.

P.D.: Perdonad la calidad de la fotografía. Me quedé sin batería y tuve que echar mano al móvil.

17.5.10

Lobos


Ana es educada, guapa e ingenua, torpe pero trabajadora, también anoréxica aunque lucha contra la enfermedad con vehemencia.


Una parte numerosa de su clase, como una manada de lobos, al percibirla diferente—mejor incluso que ellos—, la ataca una y otra vez en busca de una debilidad que les permita derribarla y finalmente aniquilarla. Se trata de un espectáculo atávico, sin más sentido que la celebración de su inferioridad moral.

La presa, que es más fuerte que ellos, más firme, más constante, escapa con recelo entre colmillos de doce años. Saben que en el camino encontrarán nuevas víctimas que satisfagan su mediocridad.

11.5.10

Tardes en Sebastopol

Cualquier viaje acaba en uno mismo. Los demás son compañeros que se bajan en la estación que menos te esperas y que, a veces, les tienes que pagar el billete.
Hay quien ni siquiera se mueve del andén, esperando que la vida lo invite a subir. Otros, en cambio, creen que la vida es el tren o el billete, metáfora de lo que puede ser, o la estela que deja en los ojos al ver que se va, que huye en una máquina hecha con los hierros torcidos de los sueños.
Los hay que prefieren ser vacas que miran la serpiente ruidosa y momentánea de los otros. Saben que siempre habrá yerba que pacer o un lugar donde posar sus patas.
Al final, todo es viaje: elegir un destino, como cuando abría los ojos en el abismo negro de un túnel… y creía estar dentro de mi madre, esa ciénaga honda del tiempo.

*

La tarde es lo mejor de Sebastopol. Tras el acostumbrado (cuando no obligado) “waxt”, una especie de teto pero sin parar, la gente sale a la calle para suavizar los ardores del juego.
Las cafeterías y los parques se pueblan de conversaciones, suspiros y promesas que todos saben resultarán incumplidas, pero que suenan bien y las expresan mejor.
La imaginación de los sebastopolitas es tan vasta como encendida. Tal vez, por ello, los escritores apenas poseen reconocimiento público. Cualquiera de ellos escribiría una epopeya al desayunar y una elegía al dormir. Todo dependerá de su estado de ánimo o de si se ha perdido su sesión de waxt. Es natural.

8.5.10

Lejanía

A veces, para verte de cerca es necesario alejarse. En el camino todo es arena, desierto, confusión: tú ya no eres tú, tus padres son tus hijos, tus palabras pertenecen a otros.
Cuanto más lejos, más perdido, más solo, más dentro.

P.S.: Saludos desde Sebastopol. Ya os traeré una de esas camisetas que están tan de moda:  I love Sebastpol.