23.10.08

Clin-clon

Clin-clon, clin-clon. Llueve, llueve. Clin-clon. El semáforo sigue en rojo. Clin-clon. Las escobillas del limpiaparabrisas se agarran a las curvas del cristal como las manos de un amante. Clin-clon... Elipsis... El cielo parecía romperse. Océanos de agua sobre el microscópico seiscientos. Clin-clon. "Párate, nos vamos a matar"-tuvo que decir mi madre". Clin-clon. Una carretera comarcal andaluza hacia 1972, cerca de ningún sitio. Clin-clon. "El coche no funciona" -debió de decir mi padre mientras se miraban aterrados-. Mi hermana y yo permanecíamos callados aunque expectantes. Clin-clon. El vehículo de un desconocido nos rescata en medio del diluvio. Mi padre, como buen capitán de un seiscientos, es el único que no abandona su posición. Clin-clon. El semáforo verde descorre con rutina la cortinilla negra de esta tarde de otoño de 2008.

1 comentario:

  1. Curiosos son los mecanismos de la memoria, como algo puede transportarnos al pasado, bien una magdalena, bien un molinillo de café (como comenté en mi blog un día), bien un simple paseo, como comento hoy mismo.

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