21.5.14

De cómo un profesor refiere a un alumno recién llegado qué cosas acaecieron en aquella inhóspita y desangelada escalera de instituto

Por esta escalera que ves, imberbe muchacho, se descubrieron (con impúdico soslayo) culos redondos e ingrávidos que, salpicados de cómplices sonrisas, bruñeron la aspereza de los peldaños.
En este mismo lugar subieron, sin que nadie lo advirtiese, miles de besos volanderos.
Aquí, cientos de Orfeos regresaron sus ojos al desdén del olvido y, allí, anónimas Tisbes agujerearon las paredes con lacónicos suspiros. 
En estos escalones, páginas de un gastado manual, escribieron iniciales que se alzaron como cometas, palabras que prometieron el futuro y flechas que sangraron los cielos.
De aquellos amores erráticos, joven muchacho, solo queda el turbulento río de la adolescencia precipitándose sobre las barandas del tiempo.

6 comentarios:

  1. Una narración demasiado excelsa para las entendederas del alumno tipo actual. Eso pasó en el BUP, ¿verdad?
    En cualquier caso, como no soy alumno, he de decir que me ha gustado.
    Un abrazo.

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  2. Hermosa època de adolescencia pasada .....
    Un abrazo hasta su tierra

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  3. Me has recordado la escalinata de mi instituto (por cierto, un edificio precioso que fue convento).
    Besos volanderos

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  4. Muchas gracias a todos.

    Me he inspirado en la escalera de mi propio instituto: un sitio frío, pero que en los cambios de clase se llena de alumnos y de alegría. Allí he podido ver estos últimos años señales amorosas, más o menos sutiles o evidentes, tal es la naturaleza humana.
    En cualquier caso, en esta vida nada es como parece.

    Un abrazo para todos

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