21.11.11

Olvidado jinete


Oculto entre los muros de mi casa, testigo de las olvidadas noches de verano, cabalga sobre un sendero de hojas secas el jinete más veloz de mi jardín, un solitario granado que planté hace ya muchos años. Será el primero en irse y en quedarse. Antes de que el invierno deje de morder su corteza blanca, ya habrá enseñado al sol, como en un antiguo desafío, sus yemas rojizas.
Su silueta, convertida en una imagen trepidada, emprendió hace días la cíclica carrera contra la larga nada de su esquelética arboladura. Mientras avanza, sus ramas puntiagudas parecen dibujar en el aire la órbita constante de los astros. Atrás, perdido en el camino, abandonó su fruto y con él los rojos atardeceres que se fueron, la sangre de quien persiguió infatigablemente las estrellas, de quien recibió la herida de su inmensa lejanía.

3 comentarios:

  1. Más o menos eso digo yo también...
    Un abrazo

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  2. ¿Quién es el que está en plena forma?
    Redondamente precioso.
    Besos, me encantó tu visita en la EC, gracias.

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