3.2.11

El paseo y sus circunstancias

La mitología constituye una experiencia narrativa de los que todos hemos de participar alguna vez. Saber que los dioses recortaron las alas de los mortales y que, a cambio, realizaron concesiones casi divinas puede ser un hecho fundamental en nuestras vidas.
Una de estas posibilidades olímpicas es la de pasear abrazado a tus pensamientos. Se trata de una experiencia que exige unas condiciones muy precisas que paso a detallar:

1. ¿Con quién?

Realizarlo en soledad, como otras experiencias inconfesables. Se admiten otras modalidades de paseo como la pareja o el trío. No es lo ideal, aunque tienen su público. Adviértase que personas de otro sexo con escasas prácticas folladoras plantean problemas a su paso por parques, tapias de cementerios y descampados. Recuérdese que el peso de la tradición en España es muy fuerte. ¿Qué seríamos sin las eras?
Cuatro o más personas son considerados técnicamente manifestación de CC.OO., procesión o romería a la Virgen de Villadiego. Siempre que se pueda, evítese.
Ha de tenerse en cuenta que familiares, parejas de hecho, divorciados y estresados del mundo se prestan diálogos metafísicos de imprevisibles consecuencias. Vade retro, Satanás!
Desconfíen de galgueros, deportistas y montainbaiqueros en general. No son de fiar, lo dice la experiencia.

2. ¿Dónde?

Seleccionemos un espacio natural: el campo, la playa, la montaña… jamás la ciudad, ni siquiera los parques artificiales que hoy se diseñan. Como mal menor, un jardín abandonado y olvidado, al modo modernista, y del que la naturaleza se haya adueñado.
Los cuadros excesivamente idílicos desvirtúan el paseo en beneficio de la mera contemplación.

3. ¿Cómo?

Es preciso acompañarse de elementos selectos y que no alteren tu nivel de soledad: un palo, un perro (o perra), o dos, aunque no son estrictamente imprescindibles.

3.1. El palo

Selecciónese un tamaño conveniente. Como es de suponer, el tamaño importa. Renunciemos a la “tranca” gorda y grosera, muy incómoda para estos menesteres, o la vara de olivo, demasiado liviana. Recomiendo un palo vulgar e innoble (lignum medium). Además de ser una ayuda al caminar, su poder disuasorio nos ofrece la seguridad necesaria ante eventuales imprevistos (mastines cortijeros, violadores del chándal, canis, serranas si las hubiere). ¡No sabéis cómo acojona la mirada de un mastín hispánico!
En mi caso, suelo portar un lignum constantinensis de madera de castaño con cuatro años de curación que resulta muy fiable en todos los terrenos. No lo vendo, aunque se podría negociar…

4. Beneficios

Una vez contextualizados, ya habremos superado la fase ascética del paseo para adentrarnos en la mística, que, como es lógico, solo una pequeña inmensidad de personas podrá alcanzar. En esta dimensión percibiremos las siguientes sensaciones cuasidivinas:

-Sentir el estruendo del silencio
-Dejar fluir con libertad la marea de pensamientos que la vida urbana nos depara
-Percibir la naturaleza oculta de los elementos, el jadeo ronco del viento, la algarabía de piedras, insectos y pájaros, la policromía vegetal o simplemente las extensas praderas de tu interioridad.

Atrévete.

7 comentarios:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=kZmphu1HUxE

    P.S.: Lo siento pero mis hiperlaces están averiados.

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  2. Más vale solo que mal acompañado.
    Besitos

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  3. Ramón,Juan Antonio y Virgi, gracias.

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  4. Tienes razón, Miradme. Son sensaciones cuasidivinas.

    (Por cierto, en Galicia detrás "dos valados").

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  5. Shandy, disculpa mi ignorancia, pero no sé qué son los "dos valados".

    Un abrazo

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