A veces, para verte de cerca es necesario alejarse. En el camino todo es arena, desierto, confusión: tú ya no eres tú, tus padres son tus hijos, tus palabras pertenecen a otros.
Cuanto más lejos, más perdido, más solo, más dentro.
P.S.: Saludos desde Sebastopol. Ya os traeré una de esas camisetas que están tan de moda: I love Sebastpol.
Pues sí que estás lejos.
ResponderEliminarUn saludo desde tu Sevilla.
Me encantan esas camisetas. Y acuérdate de Ulises, y de lo que significan las Ítacas...
ResponderEliminarUn abrazo.
Con la lejanía las cosas se ven diferentes. Hay que alejarse, entonces.
ResponderEliminar¡Pero tanto como llegar a Sebastopol!
Pues no sé si te llegarán mis besos...
Que suerte.
ResponderEliminarY yo mientras tanto en el curro, leyendo tu entrada, soñando con Sebastopol.
Saludos
Alegre amigo, de vez en cuando es conveniente evadirte física o mentalmente y en esas estoy. Creo que tú también has hecho lo mismo últimamente.
ResponderEliminarUn abrazo
LAs camisetas son preciosas y no te digo cómo les sientan a las sebastopolitanas...
ResponderEliminarÍtaca siempre la tengo presente, Juan. Por ahora sigo buscando madrperlas en los mercados de Fenicia.
Un abrazoy que el viaje sea largo.
Me han llegado, Virgi, y me han sabido a gloria. En este blog no hay miserias, ya que me alejo, que sea a un lugar remoto.
ResponderEliminarUn beso lejano.
Ramón,la de fotos que podrías hacer por aquí.Esto está a un paso de Sevilla. Coges un tren y ya está, un ratillo.
ResponderEliminarUn abrazo y a imaginar.
Buen texto, con multiples interpretaciones. Distancia en el tiempo, o en el espacio, distancias físicas, distancias íntimas e introspectivas... Sí, a veces las Distancias propician la observación, el análisis, el encuentro o el re-conocimiento de uno mismo, posibilitan otras perspectivas, otros enfoques y también perderse para encontrarse... Y muchas preguntas ¿Cuánto hay de aquel que fuimos?
ResponderEliminarPosiblemente más de lo que a veces creemos. Permanecen las esencias.
Tu texto concentra mucho.
Una abrazo.