Ana es educada, guapa e ingenua, torpe pero trabajadora, también anoréxica aunque lucha contra la enfermedad con vehemencia.
Una parte numerosa de su clase, como una manada de lobos, al percibirla diferente—mejor incluso que ellos—, la ataca una y otra vez en busca de una debilidad que les permita derribarla y finalmente aniquilarla. Se trata de un espectáculo atávico, sin más sentido que la celebración de su inferioridad moral.
La presa, que es más fuerte que ellos, más firme, más constante, escapa con recelo entre colmillos de doce años. Saben que en el camino encontrarán nuevas víctimas que satisfagan su mediocridad.
Si se pudiera tasar el nivel de crueldad que los adolescentes demuestran en ocasiones, la mayoría de las veces por lo que llaman ahora "presión grupal", nos iba a sobrecoger. Pero bueno, para eso estamos los profesores, para humillar al acosador. Yo lo hago. Me encanta ridiculizar a los lobos "alfa" de cada manada. Y te miran con esa cara de odio... mejor aún.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una lástima que ciertas especies no corran peligro de extinción.
ResponderEliminarEl texto: magnífico, como siempre.
Yo también los ridiculizo, Fernando. Pero los lobos alfa están permanentemente al acecho. Hay muchos momentos del día que tú no puedes controlarlos y ellos lo saben. Solo la fortaleza mental de estos chicos los podrá salvar.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.: Había olvidado la expresión "lobos alfa", magnífica para describir a estos individuos.
Alejandro, estos comportamientos sos consustanciales a nuestra especie. Creo que no cambiaremos nunca.
ResponderEliminarGracias
Me da miedo pensar que mis hijos tengan que lidiar con esta gentuza.
ResponderEliminarBuen texto, Miradme
En fin, lo de humillar al que es diferente es atávico como dices. Se sea lo que se sea, más listo, más callado o tímido, que uno vaya a su bola y no a la voz del lobo alfa. La crueldad sin embargo de los adolescentes y niños puede ser espeluznante. Me ha gustado mucho tu texto, es de cuento, de muchos cuentos.
ResponderEliminarEl lobo como animal es más noble que algunos de esos niños.
ResponderEliminarNiños que cuando sean adultos, si Dios no lo remedia y sus padres no lo impiden con buena educación y ejemplo en casa, serán los nuevos lobbies del poder, quienes con sus artimañas influirán en la sociedad para ellos vivir a costa del sudor de los demás.
Un ejemplo los asesores de Zapatero, bueno y Zapatero como ejemplo de pésimo presidente, como persona falto de coherencia, sentido de estado y escasa moralidad.
Saludos
ResponderEliminarAnónimo, no podemos evitar que nuestros hijos traten alguna vez con gente de esta calaña y menos si comparten aula. En cualquier caso la mejor defensa en la educación, los princicios, el cariño, nuestro apoyo.
ResponderEliminarGracias
Aurora,a veces y sin saber el motivo unoes objeto de atención de los demás. Es entomces cuando se presenta el problema, Lo diferente puede ser visto como una agresión, especialmente cuando el nivel cultural es bajo o no existen principios morales en la familia. En ese caso, te encuentras solo en una jungla.
ResponderEliminarGracias por venir, Aurora. Te esperopara la próxima tertulia.
Un beso
Es cierto,Ramón. Los somos son animales nobles, pero tú me stás hablando de otras fieras pardas que me da mucho más miedo. Creo que han superado la categoría de kraken (con cejas). Uff, que me asusto de pensarlo.
ResponderEliminarSaludado quedas.
Parecieran tiernos esos colmillos. Mas no, duros, con recursos hasta sanguinarios. Se van templando desde estas edades, y aún mucho antes. Sólo la fortaleza, el apoyo, el cariño salvará a la presa.
ResponderEliminarMiradme, recurrir al lobo como ejemplo del aspecto canalla, cobarde y amedrentador que tenemos los humanos me exaspera. Y todo porque considero al lobo como un magnífico animal que nos enseña muchísimo. Rodriguez de la Fuente con sus documentales lo absolvió de la estigmatización que venía soportando en las épocas anteriores (con las consabidas cacerías en plan exterminio en la época franquista). Si alteramos los ecosistemas pues pongamos a buen recaudo los corderos. Nosotros sí somos verdaderos depredadores. Y, desde luego, los alumnos son quizás, a veces, los que más alientan los casos de anorexia y bulimia. El lobo es bueno.
ResponderEliminarbrutal!
ResponderEliminarUf, terrible! No sólo se trata de violencia física, que es más concreta y se puede percibir mejor. A veces es la violencia silenciosa, la segregación del grupo, el vacío que se hace a la víctima, el acoso y la humillación con la palabra y el insulto por lo bajo, la mirada despreciativa, la burla por el comportamiento respetuoso con el profesor... En definitiva el acorralamiento emocional que paralice a la presa. Casi siempre lo hacen en manada. Y otros que callan y consienten por miedo a ser también apartados. Tiene suerte esa presa de ser fuerte. Fortalecerla siempre, apoyarla.
ResponderEliminarNo se puede personalizar el tema, pero sí abordarlo cuando surja al hilo de otro. Hablar de la violencia silenciosa como si la cuestión no fuese directamente con ellos. Explicar con toda naturalidad que eso pasa en los institutos, en los lugares de trabajo, en las discotecas, en las pandillas y "tribus", que es fruto de miedos y frustraciones interiores por parte de quien la ejerce y "seguro que muchos de vosotros la padecistéis en algún momento de vuestra vida... y como duele"
Hay tantas formas de hacer daño... y no porque falte violencia física, deja de ser dañina y la humillación es una de sus formas más feroces... con o sin colmillos. La humillación acaba con la autoestima y hay que ser muy fuerte para sobreponerse a ella, ignorarla, superarla y defenderse de ella... y además, encontrar el momento de crecer a pesar de ella.
ResponderEliminarVirgi, la madurez se alcanza superando dificultades como estas. En esta caso, la chica del texto es una persona de gran fortaleza que se está sobreponiendo a la situació, no sin dificultades,
ResponderEliminarUn abrazo
Chica de las biscolelas, es sabido que la realidad supera la ficción y probablemente cuanto más niño eres, más cruel y brutal. Tal vez por no saber medir el alacance de tus actuaciones.
ResponderEliminarUn saludo
Sofía, tienes razón en lo que dices. Reconozco que el lobo es un animal salvaje que lucha por subsistir como otros muchos. En este caso, he tratado de representar la forma de atacar de los lobos, en manada, seleccionando la presa más débil. Es solo una comparación que en ningún caso pretendía convertirse en el centro del poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Shandy, lo has descrito perfectamente. Estos acosos son antiguos, repetidos. Todos los conocemos, vivamos donde vivamos, hablemos la lengua que hablemos. Creo que debemos asumir nuestra naturaleza, dejarnos de "buenismos" y reconocer la función que ha de tener la educación (familiar, social y académica) en la formación de los niños y los jóvenes.
ResponderEliminarUn abrazo
Lisset, la humillación moral creo que no se olvida nunca. La física, en cambio, puede desaparecer con el tiempo.
ResponderEliminarMe quedo con lo que dices al final. Es necesario saber sobreponerse y convivir con ella. Tal vez es la mejor forma de superarte a ti mismo y al mismo tiempo de saber cómo has de tratar a los demás.
Gracias por venir.
Yo creo que a los doce años igual se tiene arreglo, tanto el que daña como el dañado (que, por cierto, mi experiencia me dice que son intercambiables). Salvo casos muy claros de total incapacidad para la empatía, los adolescentes son capaces de comportarse como las gallinas e ir picoteando la sangre de otro, pero también de las mayores generosidades. Y los mismos individuos, depende también de lo que sepamos sacarles. Yo les daría siempre otra y otra oportunidad. A los veinte ya no, uno se ha decidido por ser una cosa u otra.
ResponderEliminarTambién he observado otra cosa: hay víctimas que no son verdugos porque no pueden, no por falta de ganas. Es todo un terreno bastante peligroso y una materia hipersensible.
En fin, pienso en mis hijos y sí, da miedo. De momento son pequeños y los compañeros de clase y los amigos les parecen lo que realmente son: un tesoro.
Los hijos vienen de los padres: mírese usted como padre y se verá proyectado en su hijo.
ResponderEliminarPor cierto, me encantan los machos Alfa, esos que después el fghsoduicfhsf se encarga de hacer añicos por el simple hecho de ser "diferentes". No siempre es bueno acatar todas las normas del sistema. A veces "los débiles" son los más cabrones. La anorexia: seguro tiene una madre castradora o simplemente es una llamada de atención porque no la han amado lo suficiente. A los machos alfa los han amado, esa es la diferencia, por eso se sienten fuertes. Lástima que la mayoría hayan crecido en ambiente hostil.