28.5.10

Cruce de caminos

Un niño viaja a la ciudad. Tiene diez años y se siente expectante ante su nuevo destino. La luz extraña de un día nublado le sugiere que ha salido de un sueño de calles blancas y ha iniciado otro. Mientras mira, su pueblo se diluye en los ojos y se transfigura en sensaciones placenteras, en apariencias sugerentes y excitantes.
El futuro que le ha de venir —piensa— tendrá forma de cristalera, de superficies rectilíneas, de personas que circulan con velocidad de autómata. ¡Es tanto lo que se puede hacer!
Como un búmeran, el túnel del tiempo lo devuelve al mismo sitio. Ahora, el futuro ha pasado o, al menos, eso le confiesa la luz de la tarde.
El mismo lugar y los mismos ojos, frente a frente: el niño contra el hombre y la ilusión mordida del presente.

9 comentarios:

  1. Miradme, te sigo mirando y leyendo... y sigues escribiendo maravillosamente...

    Un abrazo!!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Los recuerdos nos devuelven aquellos ocasos, cuando aún nada nos mordía el alma.

    Me gustó, me ví de niña.
    Besos.

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  4. Un buen cruce de caminos, miradas y tiempos que convergen en este breve relato. Pareciera que el viaje es circular, pero el círculo no se ha cerrado e incluso puede acabar, quien sabe, formando otra figura. Tal vez en el camino quedan tantas ilusiones como mordidas.
    Un beso

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  5. Cruces de camino y un mismo destino.

    Un abrazo

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  6. Gracias, Rubén. Yo también te sigo aunque no con la asiduidad necesaria. Confieso que estoy pasando una crisis bloguera que me tiene un tanto apático.
    Un abrazo

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  7. Gracias, Virgi. Me alegro de que te guste.

    Un beso.

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  8. Cierto, Shandy. El viaje aún no ha terminado. Creo que la vida solo es eso, viajar hacia lo desconocido, a lo inesperado, pero siempre con ilusión, siempre.

    Un abrazo

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