Si partimos de dos premisas como estas:
–que la realidad es testaruda y perseverante,
–que existen hilos invisibles que conectan mundos aparentemente distantes,
caeremos en la cuenta de que el maravilloso espectáculo del circo y el sistema educativo están íntimamente unidos.
Desde hace muchos años, a escasos metros de los institutos donde he trabajado, se han instalado circos. Este año, sin ir más lejos, nos ha tocado en turno el Circo Sensaciones. ¿Qué motivos hay? Parece como si alguien socarronamente nos advirtiera en secreto de que payasos, trapecistas y profesores van de la mano, o que los leones y los alumnos han de estar enjaulados, o que la mujer barbuda y los “coeducantes” son seres extraños.
El espectáculo año tras año está servido: el tutor-hombre bala se aventura a precipitarse sin red en el vacío inerme de las aulas mientras que el público-padres-madres-Ampa jalea tan singular número conscientes de que el espectáculo debe continuar.
Si alguien desea más pruebas, os diré que el año pasado, al pasar junto a la Consejería de Educación, la gran roulotte de los magos-políticos, pude comprobar que a 300 metros se encontraba el Circo del Sol.
Vean y crean.
Los payasos son los jefes de servicio, ¿no? ¿O la Consejera? No sé, no sé...
ResponderEliminarEl timo de la estampita amigo.
ResponderEliminar"Asaltambancos", o era "Saltimbanco"?
Lo mismo da, están en la isla, de la Cartuja...
Uff, el circo ha cambiado a mejor con el tiempo, ¿y el sistema educativo?
ResponderEliminarUn saludo
Yo prefiero mil veces el circo del sol a torretriana, faltaría más...
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarRecibe el saludo de un malabarista.
Juan Antonio, lo payasos debemos ser los profesores. ¿No ves cómo se ríen de nosotros. Allí hay mucho listo sin escrúpulos...
ResponderEliminarRecuerda, Javier, aquello de que a la Cartuja solo van los granujas.
ResponderEliminarEl sistema educativo va a la deriva desde el momento en que los políticos desembarcaron en la Junta. Interesa más la rentabilidad política de sus decisiones que la calidad de la enseñanza. ¡Qué harto estoy!
ResponderEliminary yo, Octavio, y yo.
ResponderEliminarSaludado quedas, Alejandro, desde la cuerda floja. Sé que también tenéis que lidiar con otra clase de tigres...
ResponderEliminarSi la entrada es una fiesta para todos los sentidos, los comentarios a posteriori son ya la traca final. Te felicito/ os felicito.
ResponderEliminarUn placer
¿Los de la concertada qué somos? ¿Los mamporreros de los elefantes?...
ResponderEliminarJaja... Un circo, sí,sí, comparto. Los profes,además de lo que tu apuntas, tienen que ejercer de "Magos". Pero hace tiempo que han perdido la barita y ya no les quedan trucos en la chistera ni ases en la manga. Los políticos reparten juego y a ver quién da más por menos... ¿La corte de los milagros?
ResponderEliminarTe dejo un pequeño texto:
LUNES, 8:45 h.: ¡SOS!
Hace unos minutos que tocó el timbre. Lola sube las escaleras apresuradamente y enfila el pasillo del segundo piso. Las puertas de todas las aulas están cerradas, ya fueron ocupadas por los profesores. Menos una. La del fondo del pasillo, la suya, la que le corresponde en esta nefasta primera hora de la mañana de un Lunes.
Desde el aula del fondo salen unos gritos que se extienden como una onda por el pasillo, rebotan en las paredes y aterrizan en los oídos de Lola. Lola se siente culpable, los de la jaula están sin domadora. Lola acelera el paso, algunos de los enjaulados asoman la cara por la puerta y ella aprovecha ¡Sshhhshshshshss!…. Inútil, casi se ahoga en el intento.
- ¡Ya viene, ya viene! –grita una voz por encima de las otras- e inmediatamente al unísono se escucha un largo suspiro de decepción OOOooooooh…
Mery, muchas gracias de mi parte y de la de los demás. Es un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarJulio. Yo también pasé por el aro de fuego de la concertada, acuérdate.
ResponderEliminarShandy. muy bueno el relato, sobre todo por el realismo que desprende. Me ha dado miedo, porquer por un momento me he sentido como Lola por ese pasillo que conducía al "circo romano".
ResponderEliminarCreo que estas situaciones las conoces demasiado bien.
Ohhhh