22.9.09

Bucle

Con frío de alambre,
el cristal de los aviones
dispara sueños antiguos,
golpes de miedo.
Acercando la cara,
percibimos el límite
invisible de los mundos:
los días pasados, el espejo del presente,
el nido casi negro de la noche.
Mientras que sus alas devoran el espacio,
los cristales sobrevuelan
los límites del tiempo.
Viajo solo.


A pesar de que el blog está moribundo, os dejo alguna señal de vida. Perdonadme por no responder los comentarios de las últimas entradas ni leer vuestras publicaciones, pero la vuelta a la “normalización” no está siendo nada normal. Un abrazo a todos.

9 comentarios:

  1. Bueno Miradme, aquí estamos, y es un placer inmenso.

    Un fuerte abrazo.

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  2. Viajo mucho sólo en avión, y el poema es ... perfecto,

    Un saludo

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  3. Javier, gracias. Sé que estás ahí.
    Un abrazo.

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  4. Julillo, al final acabaré poniéndote un piso. Gracias.

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  5. Oh capitán, me alegra que te haya gustado. Creo que las sensaciones mientras se viajan son muy parecidas en cada uno de nosotros. El viaje (y la vida) invitan a la reflexión.
    Un abrazo

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  6. Tú ponme los pisos que quieras, pero no me pongas mirando pa Constantinopla...

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  7. Si la espera queda aliviada con textos como este, merecerá la pena seguir a la espera...

    Un abrazo, putín.

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  8. Ese viaje lo conozco , también se siente soledad ...pero llegar a tierra firme me devuelve el alma y empieza un nuevo día ,otra oportunidad ,nada es seguro todo se diluye , no vivo con referencias ,ni estructuras así la vida cobra plena profundidad y belleza , como este poema .
    Gracias por permitirme mirar su cuaderno .
    Rosna

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