Fue por mayo, aprovechando el frescor de la mañana, cuando por primera vez se detuvo sobre el alféizar de la ventana (junto a la mesa del profesor donde daba clase). Me miró con descaro, nos miramos y, al poco, se fue.
Días más tarde, volvió a detenerse en el mismo sitio. Aunque al principio lo miraba con disimulo, más tarde me olvidaba de él y continuaba con mi clase de sintaxis oracional. Ejemplo tras ejemplo, subordinada tras subordinada, el gorrión seguía la pizarra a través del cristal con más interés que la mayoría de mis alumnos. Así estuvo varios días hasta que dejé la sintaxis y empecé la literatura.
¿Y no le gustaron las clases de literatura y sí las de sintaxis...? Este gorrión era un poco raro, ¿no? Besicos.
ResponderEliminarAna
Cuando yo practicaba atletismo me hice amigo de un par de pavos reales del parque de M.ª Luisa, Miradme. Todas las mañanas me llamaban...
ResponderEliminarComo soy mayor, me agarro a las analogías, y me ha venido a la mente la canción "como un gorrión" de Serrat.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarLo que más me gusta del gorrión,
son sus alas, libres para volar.
Y me gusta Sevilla, la tierra de mi madre.
Un beso con aroma de azahar murciano.
Hola Miradme! ¿ese gorrión estaba tomando clases para crear su propia literatura?
ResponderEliminarun saludo marino
glup!
Miradme, seguro que ese gorrión estaba esperando las lecciones de literatura, pero quizas... como la golondrina de Wilde, tuve que volar hacia "otro lugar".
ResponderEliminarEstos breves textos, tan sugerentes, se expanden en tantos sentidos, que el pensamiento no sabe hacia donde mirar... o si probablemente tenga que ceder el peso a la intuición sentimental.
Un abrazo, y gracias por seguir empeñado en envolver poéticamente el mundo, con tus (magníficos) escritos.
Un abrazo!!
Conozco yo a muchos de esos gorriones que mencionas.
ResponderEliminar¡No saben lo que se pierden!
Aleste (Ana), por aquí abajo hay mucho "pájaro" de pelajes diversos, pero el de hoy tiene algo especial.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
Julio, recuerdo perfectamente aquellos pavos reales. Hasta los 80 quedaba alguno vivo aunque casi desplumados. Ese es el problema de ser hermoso.
ResponderEliminarLa canción de Serrat no la recuerdo, pero me voy al youtube ahora mismo. Un abrazo.
Isis, bienvenida. A mí también me gustan los gorriones. Es un pajarillo independiente y libre, aunque siempre buscan a los hombres, por algo será.
ResponderEliminarUn saludo
Pececito, no parecía muy literario, pero a lo mejor era una pose la que adoptaba ante el mundo. Tú ya sabes...
ResponderEliminarRubén, no sabes cuánto me subes la moral.
ResponderEliminarEn cuanto a la relación intertextual que estableces con el cuento de O. Wilde, me parece muy elevada para lo que humildemente he escrito. Para mí este cuento es, sin duda, uno de los más hermosos que he leído. Gracias por la comparación.
Para mí, la experiencia de escribir con cierta frecuencia en el blog me ha permitido desarrollar sin imposiciones ni prejuicios mi capacidad expresiva. Es cierto que a veces se escriben cosas con cierta rapidez o un tanto banales, pero en el fondo se terminan seleccionando temas recurrentes que nos pueden interesar a todos. En el fondo estos blog crean redes de personas con intereses y percepciones muy semejantes. Yo personalmente estoy encantado de conocer a gente como tú.
Un abrazo, Rubén
Javier, pájaros hay muchos y gorriones de estos, legiones.
ResponderEliminarUn abrazo