I
Con la vida en las rodillas,
con el amor en las manos,
con la muerte sujetándome
los pies, recuerdo e imagino
lo que he sido,
lo que nunca habrá de ser.
II
A mis cuarenta
y tantos años,
lejos de huir,
me siento aún culpable
de la vida, la muerte
y el amor.
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