Mientras el silencio mantiene el orden, tan solo se escucha la cuchilla implacable de los relojes que, con una perseverancia exasperante, cercena filo a filo la inagotable tropa de segundos. Únicamente el grifo, con su lento revólver, y la valentía del viento, que roza su lomo contra las ventanas, se atreven a desafiarlos.
Pero, a veces, de noche, una máquina amenazante detiene tanta muerte injusta: una piedra que roza sus uñas contra el miedo, que silba entre cuchillas, el ronco ruido de una sierra que corta los tableros de la vida y luego resopla sus virutas sobre la tierra hozada del sueño.
Ya te vale, Alonso. ¿Cómo puedes encontrar belleza en un fenómeno que definitivamente no la tiene? Al menos no la tenía hasta este momento. Ahora tengo dudas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así, da miedo dormir y escuchar roncar. Creo que los sueños también desafían, afortunadamente. este breve relato que pone los bellos de punta. A no ser que el sueño sea una pesadilla.
ResponderEliminar¡Ay!, esto de la vida y la muerte siempre alrededor.
Besitos.