14.4.10

Jinetes on the storm

En el viejo radiocasete Sanyo que mi padre trajo de Ceuta (con sonido mono por supuesto) sintonizaba las emisoras más interesantes. Cuando estaba preparado, le daba al enorme botón rojo y grababa las canciones que más me gustaban. Con frecuencia desconocía a quiénes pertenecían y cuáles eran sus títulos. Daba igual, a mí me gustaban y con eso bastaba.

En ocasiones alcanzaba a saber el título de la canción y, como mi oído para los idiomas es como es, con la ayuda de la melodía y mi imaginación me inventaba lo qué decía. Recuerdo que, con suerte, algún amigo te pasaba la fotocopia –de ínfima calidad- de la letra de alguna canción. Así, por ejemplo, conocí el apego a lo “maligno” de los Rolling.

Ahora que la vida me concede algo de tiempo, es fácil buscar canciones y letras. Pero ahí viene el problema. Las canciones que habías idealizado y cantado hasta la saciedad, resulta que, al leer su contenido, te das cuenta con horror que son absolutamente primarias, por no decir patéticas.

Eso mismo me ha ocurrido hace poco al leer la letra de “Riders on the storm” de los Doors. Se trata de una canción que, por su ritmo cadencioso o por los efectos sonoros tan especiales, me consigue sumergir en un mundo absolutamente mágico, casi onírico.

Mientras que la he vuelto a oír, he ido escribiendo lo que sigue.



El jinete cabalga bajo la tormenta:


barro, sudor y un estribo candente.


Bajo el cielo, todo parece enorme, gigante.


Resuena, truena, estalla el valle,


también su cabeza.


Zancada tras zancada,


el jinete galopa y galopa.


Nadie espera su rabia,


su vida al filo de un trueno.


Mientras la lluvia martillea sus ojos, anochece.


Barro, cielo, sudor.


La vida fluye en un caballo loco que desfallece.


—Sé que llegaré o qué moriré al borde del camino.


Haciendo trizas la vida,


el yugo de lo que no se tiene,


el jinete cabalga y cabalga.


Los labios mojados, la boca reseca.


Bajo la tormenta retumba el valle.


Llueve.

6 comentarios:

  1. Así, da gusto mojarse.

    Hay que ver lo contentos que nos poníamos cuando sonaba una de las canciones que anhelábamos y conseguíamos grabarla.
    Lo peor de todo eran los locutores, que siempre hablaban al final de la canción cuando pensábamos que iban a respetar nuestra grabación.

    Un abrazo, Miradme.

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  2. Es verdad, ya no me acordaba. Los había cabrones que decían una pamplina y luego se callaban.
    Menos mal qie tenemos los youtubes y los spotifys.
    Un abrazo, Alejandro.

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  3. Pues no me he puesto a traducir a Morrison y su grupo, prefiero quedarme con la música y lo que viví con ellos.Pero seguro que con Dylan o Cohen sus letras son siempre válidas.
    Un fuerte abrazo, gracias por recordarme

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  4. Virgi, estos sí que son valores seguros. Con ellos no se falla.
    Un beso.

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  5. —Sé que llegaré o qué moriré al borde del camino.


    Tambien es una frase de futuro claro, pero nada lapidaria.

    Escuchar canciones y arriesgarlas a un poema tiene el beneficio del ritmo musical. En esta canción, el ritmo cadencioso y su enorme letra ya dan para mucho.

    Sabias espuelas tiene tu jinete.

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  6. Sí, transporta a un mundo onírico y prefiero la sugerencia de la música, del ritmo y del sonido de la voz sin la traducción. A veces me pregunto si las letras originales son tan malas o son las traducciones que algunos hacen. Hay metáforas casi intraducibles de una lengua a otra, habría que reconstruirlas (no sé si este es el caso)
    De tu texto recojo este verso: La vida fluye en un caballo loco que desfallece...
    Un abrazo

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