22.10.09

Pisando fuerte

Desde tiempos antepretéritos está comúnmente aceptado por la infalible ciencia popular que el pisar una mierda da mucha suerte. Por este motivo y como consecuencia de lo dicho, esta mañana he comprado un cupón para el viernes. Hasta aquí no hay nada que decir. Pero, al poco, me han asaltado las dudas. Si me tocara el cupón, ¿he de darle una parte al dueño del animal? ¿Se debe cambiar la consideración social de estos seres desprendidos que llevan la fortuna a sus conciudadanos y además de forma diaria? ¿Con qué cantidad se les deberá remunerar a estos generosos ciudadanos? ¿En especie tal vez? ¿Según las unidades de millar del cupón premiado?
¿De qué factores depende la suerte que te confiere la mierda? ¿Obtendré un premio mayor si el subproducto pisado posee mayor tamaño, según el dicho de que “más caga un buey que cien golondrinos”? ¿Han de considerarse la dureza, frescura, consistencia y adherencia a los zapatos como un garante cierto que me permitirá dar con el número de serie del cupón?
Pero todo lo dicho no se hubiera escrito si no hubiera pisado al mediodía una segunda mierda. Es entonces cuando mi desconcierto se hecho absoluto. Sabedor de que mi suerte se ha elevado de modo exponencial, me han entrado deseos de compartirla con estos seres que desinteresadamente cuidan estos animales para que nosotros vivamos mejor. Pero, ¿no habrá anulado la segunda el poder mágico de la primera? No lo sé, aunque después de lo ocurrido, he comprado otro cupón y el extra de otoño.

P.D.: ¡Qué semanita!
Mañana hablaré de Juan Cobos.

12 comentarios:

  1. Se me ocurre otra variante pero que, a juzgar por lo menudo de sus elementos, la suerte probablemente derivaría en una pedrea: pisar cagarrutas de oveja.
    Nuestro balido al fin y al cabo es insignificante.

    Suerte, no obstante.

    ResponderEliminar
  2. Este es el tratado más optimista y exhaustivo que he encontrado acerca de la desgracia de pisar una hez canina.

    ResponderEliminar
  3. A Ridao le va a encantar esta entrada, fijo. Y a Julito, que nos conocemos... Yo coincido con Jesús. Es más, qué pena no haber pisado unas cuantas m8ierdas hoy, para poder compartir tu optimismo...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Miradme, la entrada es tuya?

    Estabas en el trono?

    ResponderEliminar
  5. Tengo que ponerme serio,
    que si hablamos de las mierdas
    me toca a mí el magisterio.

    ResponderEliminar
  6. Por Dios que tendrás que volver al río, espero que tras cada uno de los incidentes pisases marcial y con fuerza, si arrugarte ante la situación, faltaría más.

    ResponderEliminar
  7. Yo pisé en una ocasión una mierda. Y tuve tanta suerte que resbalé de tal modo que asenté luego mis posaderas en ella. Al final fue todo cuestión de querencia, pura y bendita suerte.

    Un abrazo. (o un besito, tú sabes...)

    ResponderEliminar
  8. Pues sí, vaya semanita! Empiezas de "culo" y sigues con "mal pie".
    Que cag...! Falta saber si te ha tocado la suerte o también te ha mandado a la eme. En cualquier caso, puro azar. Por tanto la "cagada" de los amos de los perros no está justificada.

    ¡Que os fados che sexan propicios!

    ResponderEliminar
  9. Cuando te toque la lotería, me invitas, Miradme.

    ResponderEliminar
  10. Gracias, a todos por vuestras opiniones. Perdonadme que no os conteste individualmente porque estoy un poco apurado de tiempo. Me he comprado un nuevo ordenador y estoy poniéndolo a punto.
    Un abrazo a todos.

    P.D: la segunda pisada debió anuylar la suerte que me dio la primera. Los cupones no tocaron. Habrá que esperar.

    ResponderEliminar
  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  12. Miradme, curioso... mi antepenúltima entrada lleva por título “La suerte”.

    ResponderEliminar