21.2.09

La importancia de llamarse Raul

Siempre que buscamos un culpable nos encontramos con un inocente. Valgan los ejemplos que tanto la Historia como nuestra propia experiencia nos han deparado. Pero en este caso no es así. Lo expongo con “objetividad”.
Ayer por la tarde. Un edificio regionalista de 29. Un alfeizar hecho de tacos de ladrillo con una inclinación y precisión matemáticas (recordemos que los ladrillos llevan allí noventa años). En mitad de este prodigio artesano se encuentra, con una caligrafía infame, la siguiente leyenda: RAUL.
Se conoce que el artista anónimo se quedó sin corrector líquido y no pudo finalizar su obra con una tilde soberbia. ¡Lástima!

1 comentario:

  1. Con lo bonito que hubiera quedado "RÁUL". Ay, si algunos no respetan la vida, ¿van a respetar la ortografía, amigo?

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