Fernando Botero. "Lujuria" |
El día que sus amigos, gordos consuetudinarios, empezaron a perder
peso, notó que súbitamente su cuerpo se poblaba de adiposas redondeces.
Tal vez en ese momento advirtió que los culos orondos e interminables de
sus esposas resultaban irrefrenables; sus pechos desmesurados, un bocado tan
goloso como irresistible; sus pliegues escondidos, fruta prohibida que habría
de saciarlo.
Fue casi al mismo tiempo cuando observó que su mujer detenía su
lujuria en el espigado porte de sus amigos.
Jojo
ResponderEliminarTodos rotundamente (también en el sentido latino) felices... o no.
ResponderEliminar¡Juliooooooo!!! ¡Qué bien te veoooo!
ResponderEliminarFernando, no había caído en lo de rotundo, pero ahora que lo dices la palabra da juego.
ResponderEliminarLo de felices no lo sé. Creo que los seres humanos estamos "eternamente" insatisfechos con lo que tenemos. Recuerda aquel mito de Tántalo: si estás gordo porque...; si estás delgado porque...
Un abrazo