Diariamente desciendo al
abismo de los espejos para comprobar cómo me alumbran los años, cómo me asiste
la odisea de lo vivido, cómo me asola la vergüenza de no ser joven, ese dios adolescente
que me inoculó la sed de eternidad.
Desciendo a los espejos, de
frente, fingiendo que me lavaré la cara en el río líquido del tiempo, sabiendo
que, al girar el cuello, se desvanecerá la vida, simplemente imaginando.
Desciendo por el túnel abisal
de los ojos hasta caer en el vértigo de los días, hasta sentir el calor de
aquellos abrazos, hasta adivinar que todo merecerá la pena.
Diariamente desciendo.
Fotografía: Alonso CM. "Autorretrato".