Fernando, fiel al determinismo de su origen serrano, es amante de la caza mayor (valga la redundancia). En su pueblo de la Sierra de Huelva es habitual pertenecer a un coto de caza, aunque ello suponga pagar todos los años una millonada. El peso de la tradición, el atávico apego a la sangre y al roce de la naturaleza terminan por convencer al más pintado.
Desde hace no demasiado, Fernando apenas hace uso de su escopeta y son frecuentes escucharle frases como estas: “Como la voy a matar si es una hembra”, “Pero si el venado apenas tiene cuernos…”
Paulatinamente, el punto de mira de su escopeta se ha ido reduciendo, no porque no pueda, sino porque le gusta demasiado la vida y la naturaleza. Este año, para sorpresa de todos, ha sustituido la pólvora de sus cartuchos por la exactitud milimétrica de una cámara réflex y un teleobjetivo descomunal tan potente y preciso, que apenas suena pero que dispara con silenciosa impudicia sobre la mirada distraída de los ciervas más recatadas.
¡Será por disparar!
(La fotografía pertenece al que les escribe y fue realizada hace un par de días. Prestad atención al bicho (?) que se esconde dentro de la flor. Miedo me da)
Muchísimo mejor esos disparos,donde va a parar...Además puede guardar el recuerdo vivo de la fotografía.Muy buena historia,saludos AnónimoE
ResponderEliminarEso es lo malo de las réflex, que sin Photoshop no son capaces de quitar a ningún bicho de en medio.
ResponderEliminarY dile a Fernando, que no se arrepentirá, que desde hace años queda más elegante una buena foto enmarcada sobre la chimenea que esas retorcidas cornamentas que portaban las presas.
Un abrazo.
Joé con el tal Fernando: se parece a ti, Sete
ResponderEliminarGracias anónima E. Esta feria le voy a pedir la cámara a Fernando y te voy a disparar una buena ráfaga de disparos.
ResponderEliminarUn beso
Tienes razón, Alejandro. Habrá que sustituir esas enormes cabezas polr otras de papel fotográfico. Al fin y al cabo tienen menos ácaros...
ResponderEliminarUn abrazo
Tú si que eres un bicho, Julio. Se parece pero no soy yo esta vez.
ResponderEliminarUn abrazo cuaresmal.
Cuando le hagas las fotos a AnónimoE me las pasas, ¿vale?
ResponderEliminarBuena historia, buena foto.
Un abrazo.
Ese bicho no es consciente del vértigo.
ResponderEliminarLo que esconde esa flor es lo mismo que exhibimos nosotras cuando nos hallamos ocultas.
me alegro del 'change' de Fernando.
Pues sí, has llegado más lejos que yo. La imagen es una metáfora de la vida. Confieso que suelo ir confiado como este bicho negro, dándole la espalda a los peligros. A>sí me va, con los puñales en la espalda,
ResponderEliminarUn abrazo