Sin avisar, han llegado las primeras lluvias del otoño. La luz ha cambiado y los días se hacen más cortos. Aunque el otoño es mi estación del año favorita, este año el verano me ha sabido a poco. ¡Me resisto a que se vaya! Por ello, hoy propongo un soneto modernista –o, al menos, eso creo. Espero que Juan Antonio me lo confirme– de don Manuel Machado que ilustra magníficamente la esencia del verano que no quiero peder. Ahí va.
Estío-juventud
Calentura del año, plenitud de la vida,
verdor del alma y gloria de la vega…
Ciega
locura encendida.
Verano, juventud, orgía de colores.
¡Vivo carmín del labio sediento!...
Violento
rojo de los claveles embriagadores.
…Y mientras aquí
Amor pronuncia su sí
–bemol–,
la verde laca del laurel
chorrea –como miel–
la luz del sol.
Manuel Machado
Un mounstruo este Manuel Machado en este (sí) soneto modernista, innovador, deslumbrante (con perdón por las redundancias).
ResponderEliminarReinaugurado mi blog, mándese el otro a la parte baja e indigna del cerebro masculino...
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