Engalanado con el plumaje del viento, el otoño, ese Hamelin de pies invisibles, entona su inexorable partitura del tiempo. Soplo a soplo, hoja a hoja, arrastra los últimos suspiros de luz, desnuda el verde engaño de la vida y deja tras sí un rastro lacónico de silencio.
Afortunadamente el verde vital nos volverá a engañar en primavera, Miradme ;) Muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
A menudo visito en silencio su blog,y siempre me sorprenden sus imágenes descritas.Esta la he vivido.Mil gracias.TROYA.
ResponderEliminarA mí me pone excesivamente melancólico... Y el invierno más todavía. Mi época es la primavera. Aunque he de decir que como los colores del otoño (esos marrones y ocres que llenan el mundo) no hay nada. El otoño en los bosques de Navarra es de las cosas que más recuerdo de cuando vivía allí.
ResponderEliminarUn saludo.
Precioso, Miradme.
ResponderEliminarMuy bueno
ResponderEliminarpero sin lacónico.
Un abrazo.