13.1.10
La hipnotizadora
Desde algún rincón de mi infancia sé que la lluvia es una hipnotizadora que, para engañarnos, se vale de sus manos frías y largas. De esta forma, vencidos por la sugestión, percibimos las gotas de cristal como islas transparentes, células que se funden en ríos hondos, imprevisibles aristas hacia abismos desconocidos. Entonces, el dios de la lluvia te devuelve, como un pez casi asfixiado, al cristal empañado por el que mirabas, al mar, a la lente oceánica de la muerte.
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Y parece que se cierra el círculo...
ResponderEliminarAcabo de leer la entrada unas cinco o seis veces. Descubro que la entrada hace honor al título: hipnotiza. Tiene algo que compartimos todos.
Gran texto.
Abrazos.
Te mueres en el abismo de tu texto. Es brutal el final, Miradme. Esa devolución...
ResponderEliminarMira que cuesta dejar de leer, ¿hipnosis quizá?
ResponderEliminarHas conseguido empañar mi pantalla, Miradme.
ResponderEliminarEl texto es magnífico... me intrigan tus gotas de cristal.
Plasticidad y gancho...tela marinera
ResponderEliminarEs lo que dicen por ahí arriba: un texto hipnótico, y la foto acompaña. Acojonado me dejas...
ResponderEliminarMa-ra-vi-llo-sa entrada. Como todos, hipnotizado me quedo en tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta.
Miradme, ganamos mucho con tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué entrada más buenísima! Miradme, eres un maestro.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias a todos por vuestras palabras.
ResponderEliminarUn abrazo para todos.
Pasa de las humildes gotas a la lente oceánica de la muerte. ¡Qué recorrido más abrupto haces de la vida!
ResponderEliminar¿Quieres decir que no nos dejemos embaucar por la lluvia?
Yo, al menos, me solazo en ella. No me roba nada.
Saludos.
Un bello texto. La foto yo creía que era una supernova.
ResponderEliminarRecojo la hipnosis de la lluvia y de las palabras del texto. Hoy prefiero obviar el Mar.
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