28.5.11

Pollitos


A corta distancia, como un mariscal de campo, un tipo con riñonera y gorra del Mundial vigila la tropa.  Nadie respira, nadie se mueve. Seis hileras de pollitos de peluche en la estrecha arena de una mesa de playa. Vuelven los pollitos, igual que el vendedor mostachones y de rifas irrenunciables, y el agente de seguros en la vertical de pisos de puertas cerradas. Están de moda otra vez.
Los poetas, ahogados en el mar inmenso de su ombligo, encapuchados con la vaina de su propia vanidad, perdidos en frías torres de metacrilato, confundidos entre perfiles y redes,  huyen como de la peste del pelo de burra de lo social, de las miserias de los hombres, del desarraigo, de la soledad del adolescente, del dolor del inmigrante, de la confusión de los días.
Continúo leyendo Hojas de Madrid con La galerna.